Un año de grandes emociones

Empezamos el 2010 con una idea rondando en nuestras cabezas, empezamos con un noticia conmovedora, la muerte de Sandro el Elvis argentino, golpeo fibras muy profundas.
Luego el trabajo, nos arrastró por enero y febrero, frenéticamente. Decepciones y algunos logros nos motivaron a seguir empujando el carro hasta llegar a marzo.
Cuando nos dimos cuenta, y en el medio de la calle en una tarde de un calor insoportable, tus ojos llenos de lágrimas me decían que dejaríamos por siempre de ser dos, y pasaríamos a ser tres.
Esa idea que rondaba nuestras cabezas ya vivía en tu vientre, los meses pasaron muy rápidos. Las cosas salieron bastante bien, el trabajo acompañó y la salud bendijo nuestras vidas.
El invierno fue atroz. Perforó los huesos, y esas recorridas nocturnas en las que nos declaramos impunes de todo cargo y sobretodo culpa, nos refugiamos como pudimos del frío pero jamás de la noche.
El retoño tuvo tantos nombres, como la capacidad imaginativa de sus padres. El invierno fue duro pero pasó, la primavera floreció, como también la maldita alergia. Vos apenas, cada vez ocupabas más espacio, cada vez te costaba más moverte.
Pasó septiembre aceleradamente, unos varios días antes de la fecha pautada, a ella se le ocurrió llegar. “Bienvenida a la jungla Clarita”.
No creo en los milagros. Pero algo sucedió, alguien movió las piezas del destino y ocurrió, fue esa lluvia que cae en pleno verano cuando el sol sofoca, cuando el calor ahoga.
Hoy, a días de un nuevo año, ella tiene casi tres mes, seis kilos doscientos de pura belleza. Hoy a días de un nuevo año, no es necesario que lleve nada a la balanza, las cosas buenas son muchas más. Hoy a días de un nuevo año, esta mañana volví a elegirte, como todo los días. Hoy a días de un nuevo año, agradezco por haberte cruzado en mi camino, agradezco esta familia que tenemos, agradezco esta felicidad que hoy me llena.